14/5/15

Cartel de Pentecostés - Rocío Málaga

"Niña venida de tan lejos, traídas de tan lejos, a veces fulgerece su mirada debajo del cielo".
Hablar del pintor Manuel Prados Guillén y no hablar de poesía es inconcebible. Pues solo la poesía es capaz de explicar la amalgama de sentimientos, emociones y magia que transmite su arte.


Y es que como versa Pablo Neruda en su poema número 11, Manuel Prados nos ha traído desde Granada una niña resplandeciente como el sol; nos ha traído a la Virgen del Rocío, la novia de Málaga.
Su pintura es estandarte y mástil invencible que nos anuncia la próxima visita de Rocío a su barrio de la Victoria por Pentecostés.
Rocío atesora la totalidad de la obra, no puede haber otro centro de atención que no sea Ella, con porte hierático pero sin perder la dulzura de Madre que la caracteriza, aparece ataviada con su característica mantilla blanca, resaltando la belleza que radica en su sencillez de Soberana y novia del pueblo de Málaga

De ella nace la primavera y buena muestra de ello son las rosas que florecen de su manto, flores que llenan el cielo de Málaga de pétalos a su paso en cada procesión que realiza.


En su regazo y como no podía ser de otra forma; La Parroquia de San Lázaro. Su sede canónica, epicentro de sus hermanos y devotos, Corazón palpitante del barrio de la Victoria, latido fervoroso y morada eterna de Ella y su hijo; Nuestro Padre Jesús Nazareno de los Pasos en el Monte Calvario.
Sin duda alguna estamos ante uno de los mejores cuadros y exponentes del fervor religioso malagueño, una obra de arte repleta de simbolismo y emociones cinceladas en el delicado trazo del pincel.
Y es que cuando inusitadamente se aúnan la sensibilidad, el duende y la magia surge el arte más puro, surge el arte de Manuel Prados Guillén.

TEXTO: Ignacio Rangel Arias.


Óleo sobre lienzo (130x89cm) Manuel Prados .